CUENTO " EL RATÓN QUE QUERÍA SER GRANDE"

 "El Ratón que Quería Ser Grande"

En un rincón del bosque vivía un pequeño ratón llamado Martín. Aunque Martín era muy ágil y astuto, siempre deseaba ser más grande. Cada vez que veía a los ciervos altos o a los poderosos osos caminar por el bosque, sentía envidia.

—Si fuera grande como ellos, nadie me asustaría, y podría hacer cosas increíbles —pensaba Martín—. ¡Sería el rey del bosque!

Sus amigos, el conejo y la ardilla, siempre le decían que ser pequeño tenía sus ventajas, pero Martín no los escuchaba. Un día, decidió hacer algo al respecto. Subió a una colina y gritó al cielo:

—¡Ojalá fuera grande, muy grande!

De repente, un búho viejo y sabio que lo había escuchado desde lo alto de un árbol se posó junto a él.

—Martín, ¿por qué deseas ser grande? —preguntó el búho.

—Si fuera grande, nadie me pisaría sin querer, podría alcanzar las mejores frutas y todos me respetarían —contestó Martín.

El búho, con sus grandes ojos, lo miró detenidamente y le dijo:

—A veces, lo que parece una ventaja también puede ser un desafío. No subestimes tu tamaño, pequeño Martín. Cada criatura en el bosque tiene un lugar y un propósito.

Pero Martín seguía convencido de que ser grande lo haría más fuerte y feliz. Unos días después, mientras exploraba el bosque, Martín escuchó unos rugidos. Era Bruno, el oso, que estaba atrapado entre unos arbustos espinosos. Al ser tan grande, había quedado atorado al intentar pasar por un sendero estrecho.

—¡Ayuda! —rugía Bruno—. ¡No puedo salir!

Martín, sin dudarlo, corrió hacia el lugar. Como era pequeño y ágil, pudo deslizarse fácilmente entre las ramas y morder los espinos que atrapaban a Bruno. Poco a poco, el oso logró liberarse.

—¡Gracias, pequeño Martín! —dijo Bruno, agradecido—. Si no fuera por tu tamaño, habría estado atrapado mucho tiempo.

Martín se quedó sorprendido. Nunca había pensado que su tamaño pudiera ser útil para ayudar a alguien tan grande como Bruno. Esa noche, mientras regresaba a su madriguera, se dio cuenta de que, aunque era pequeño, podía hacer grandes cosas. Comprendió que no era el tamaño lo que importaba, sino lo que cada uno hacía con lo que tenía.

Desde ese día, Martín dejó de desear ser grande. Se sentía feliz siendo él mismo, sabiendo que su pequeño tamaño lo hacía especial y capaz de resolver problemas que otros no podían.

Y así, el pequeño ratón se convirtió en un héroe en el bosque, no por ser grande, sino por tener un gran corazón.

Fin.