CUENTO PARA NIÑOS " LA ESTRELLA PERDIDA LLAMADA LUNA"

 

La Estrella Perdida de Luna

Había una vez, en un tranquilo rincón del cielo nocturno, una pequeña estrella llamada Luna. Luna era muy especial porque siempre brillaba con una luz cálida y dorada. Sin embargo, un día, mientras bailaba entre las nubes con sus amigas estrellas, algo extraño ocurrió: Luna se perdió.

—¡Oh no! —exclamó Luna al ver que no reconocía el cielo ni las constelaciones que solía conocer.

Mientras intentaba encontrar su camino de regreso, conoció a un pájaro nocturno llamado Pico, que estaba buscando una luna brillante para guiar su vuelo. Pico se ofreció a ayudar a Luna, y juntos comenzaron su búsqueda.

Primero, volaron hacia un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos al viento. Allí encontraron a un viejo búho sabio llamado Oso, quien les dijo que debían encontrar la "Luz de la Luna" en el corazón del bosque.

—¡Gracias, Oso! —dijo Luna, y siguió el consejo.

En el corazón del bosque, encontraron una cascada luminosa que emitía una luz plateada. Sin embargo, la cascada estaba custodiada por un simpático dragón de agua llamado Cielo, que estaba un poco triste porque su estanque se había secado.

—Si encuentras una manera de ayudarme, te daré una pista sobre la Luz de la Luna —dijo Cielo.

Luna y Pico buscaron por el bosque y encontraron una serie de pequeños canales por los que podría fluir el agua. Trabajaron juntos para reparar los canales y traer agua al estanque de Cielo.

—¡Muchas gracias! —dijo Cielo, feliz. —Ahora, como prometí, aquí está la pista: “Busca en el rincón donde los sueños se encuentran con la realidad.”

Siguiendo la pista, Luna y Pico llegaron a una colina que miraba hacia el horizonte. Allí, encontraron un viejo telescopio, y al mirar a través de él, vieron una hermosa estrella que brillaba en una constelación desconocida.

—¡Es la Luz de la Luna! —exclamó Pico.

Luna, emocionada, siguió el brillo de la estrella hasta que, de repente, apareció un sendero de luz que la guió de vuelta a su lugar en el cielo. Al llegar, todas las estrellas brillaban más intensamente para darle la bienvenida.

—¡Gracias, Pico! —dijo Luna. —No podría haber encontrado el camino sin ti.

Pico, feliz de haber ayudado a su amiga, se despidió y regresó a su hogar. Luna, ahora de vuelta en el cielo, seguía brillando con su luz dorada, y siempre que los niños miraban al cielo nocturno, podían ver cómo Luna danzaba alegremente entre las estrellas.

Y así, Luna aprendió que incluso cuando te sientes perdido, siempre hay amigos y pistas que pueden ayudarte a encontrar el camino de regreso a casa.

Fin


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