El León y el Conejo Astuto
En la vasta sabana, un león orgulloso era conocido como el rey de todos los animales. Se creía invencible, y su mayor deseo era que todos le respetaran y le temieran. Un día, decidió lanzar un reto a los animales más pequeños del reino.
—Cualquiera que logre vencerme en un desafío de inteligencia, no será cazado jamás—, dijo el león con una risa confiada.
Los animales pequeños, temerosos del león, no se atrevían a enfrentarlo, hasta que un pequeño conejo levantó la mano.
—Yo aceptaré tu reto, gran león— dijo el conejo, con voz segura pero humilde.
El león, sorprendido y divertido por la osadía del conejo, aceptó. —Muy bien, pequeño. El reto será sencillo: me capturarás sin usar la fuerza. Si lo logras, ganarás.
El conejo, con una sonrisa astuta, propuso un plan. —Vamos al pozo más cercano, león. Ahí te capturaré sin necesidad de luchar.
Intrigado y seguro de su victoria, el león siguió al conejo hasta un profundo pozo de agua cristalina. Cuando llegaron, el conejo le dijo al león:
—Asómate y mira dentro del pozo. Ahí está el león más feroz de todos, pero está atrapado.
El león, curioso, se acercó al borde del pozo y miró hacia abajo. Al ver su propio reflejo en el agua, creyó que otro león estaba dentro. Furioso y sin pensar, saltó para "atrapar" a su rival, solo para caer en el pozo y quedarse atrapado.
El conejo, desde arriba, miró al león y dijo: —Has sido capturado, tal como prometí, pero no por la fuerza, sino por tu orgullo.
El león, avergonzado y atrapado, reconoció que había sido derrotado por la astucia del conejo y cumplió su promesa: jamás volvió a cazarlo.
Moraleja: La inteligencia y la astucia pueden vencer a la fuerza, especialmente cuando el orgullo nubla el juicio.