CUENTO PARA NIÑOS " EL VIAJE DE LEO Y LA LUNA DE PLATA"

 El Viaje de Leo y la Luna de Plata



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cantarines, un niño llamado Leo. A Leo le encantaba mirar las estrellas antes de dormir, pero había una estrella que siempre llamaba más su atención. Era la Luna de Plata, una luna mágica que brillaba con una luz suave y misteriosa.

Una noche, mientras Leo se preparaba para ir a la cama, notó algo extraño. La Luna de Plata parecía estar más cerca y más brillante que de costumbre. De repente, un pequeño rayo de luz descendió desde el cielo y formó una escalera de plata en el jardín de Leo.

Curioso y emocionado, Leo decidió subir por la escalera. Al llegar a la cima, se encontró en un lugar increíble: un campo de estrellas danzantes y nubes de algodón. Allí, le esperaba un anciano y sabio búho llamado Don Óscar, que llevaba un elegante sombrero de estrellas.

—¡Hola, Leo! —dijo Don Óscar con una sonrisa cálida—. Soy el Guardián de la Luna de Plata. La luna ha notado tu amor por las estrellas y ha decidido invitarte a un viaje muy especial.

Leo estaba asombrado y feliz. Don Óscar lo guió a una nave hecha de rayos de luna y estrellas fugaces. Juntos, volaron por el cielo nocturno, cruzando constelaciones y pasando por cometas que dejaban una estela brillante.

En su viaje, visitaron planetas llenos de maravillas. En el planeta de los colores, conocieron a una familia de estrellas pintoras que creaban arcoíris en el cielo. En el planeta de los sueños, encontraron nubes que podían tomar cualquier forma, desde dragones hasta castillos encantados.

Cada lugar tenía algo especial que compartir, pero lo que más sorprendió a Leo fue el corazón de la Luna de Plata. Era un hermoso cristal que brillaba con todos los colores del universo. Don Óscar explicó que este cristal contenía los sueños y deseos de todos los niños de la Tierra.

—La Luna de Plata quiere asegurarse de que nunca pierdas tu capacidad de soñar —dijo Don Óscar—. Por eso, cada vez que mires al cielo, recuerda que tus sueños pueden convertirse en realidad si crees en ellos.

Finalmente, la nave de Leo regresó al jardín de su casa. Antes de que bajara, Don Óscar le dio un pequeño medallón en forma de luna.

—Este medallón es un recordatorio de tu aventura —dijo—. Siempre que lo tengas contigo, la Luna de Plata estará contigo.

Leo bajó por la escalera de plata y entró a su casa con el corazón lleno de alegría y los ojos brillando de emoción. Cada noche, cuando miraba al cielo y veía la Luna de Plata, recordaba su increíble viaje y sabía que sus sueños eran más posibles que nunca.

Y así, Leo siguió soñando, explorando y creyendo, con la certeza de que la magia de la Luna de Plata siempre estaría con él.

FIN